REGRESO TRIUNFAL


Había transcurrido con exceso el plazo fijado por el explorador sueco Gustavo Otto Nordenskjóld para su regreso de la expedición polar que, en 1901, emprendió a bordo del Antarktik en procura del polo Sur.

Preocupados por la falta de noticias, los gobiernos de Suecia y Noruega proponíanse organizar una expedición de auxilio, cuando las autoridades argentinas ordenaron que el teniente de navío Julián Irízar partiera, con la cañonera Uruguay, en busca de los exploradores.

En octubre de 1903, reforzado su casco para resistir la presión de los hielos, partió la Uruguay.

El 22 de noviembre, Irízar telegrafió desde Santa Cruz que el éxito había coronado su misión y que regresaba con todos los hombres del Antarktik, excepción hecha de un marinero noruego fallecido en las regiones polares. La noticia se transmitió a todo el mundo y los nombres de Nordenskjóld e Irízar acapararon, por espacio de varios días, la atención del orbe civilizado.

El recibimiento de los héroes en Buenos Aires, fue apoteósico; la muchedumbre aclamó a los expedicionarios que creía perdidos entre los hielos polares, y a los intrépidos marinos que arriesgaron sus vidas para rescatarlos de una muerte segura.


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