EL GENERAL Y PRESIDENTE DE LOS NEGROS ESCLAVOS


¿Puede un hijo de pobres esclavos negros, en una época de hondos prejuicios, adquirir su propia cultura, luchar, ascender a general de un ejército y luego a presidente de sus compatriotas? Cuesta creerlo. Sin embargo, tal es el caso de Pedro Domingo Toussaint-Bréda, llamado Louverture, que nació en Haití en 1743. Sus años de infancia y juventud transcurrieron en las plantaciones de sus amos, bajo la doble esclavitud de su trabajo y de su color. No obstante ser la isla de Haití hermosa tierra de bellos paisajes, con un colorido lleno de vibraciones y armonías, el dolor y la desesperanza reinaban entre sus gentes.

Siendo ya muchacho, un inspector de plantaciones tomó a Toussaint de cochero y le permitió usar su biblioteca. El joven leía asiduamente, en cuantos momentos libres le dejaban sus ocupaciones, y así fue ilustrándose.

Al correr el año 1789, resonó el grito de ¡revolución! en Europa. Francia proclama los derechos del hombre; esa noticia llega a las Antillas, y los negros esclavos traídos de África, los indios aborígenes y sus descendientes comenzaron a vislumbrar días mejores para sus vidas desdichadas. En 1791 ocurre la primera sublevación de los negros haitianos. Con una actitud que revela su nobleza generosa, Louverture corre a poner en salvo, y a cubierto de la persecución que se desata, a su amo blanco. Y enseguida se alista en el ejército de sus hermanos de raza. Corrió mucha sangre de colonizadores y de esclavos; pero no fue estéril el sacrificio.

Toussaint fue ascendido a coronel, luego a general de brigada, más tarde a general en jefe de todas las fuerzas de lo que había sido colonia francesa de Santo Domingo. Restableció el orden y la disciplina, y en 1800 proclamó la independencia de la colonia. En 1801 presidió una asamblea histórica: la que adoptó la Constitución que abolía la esclavitud y otorgaba libertad de cultos a todos los habitantes.

Napoleón, ante lo que consideraba una insurrección, mandó al general Leclerc al frente de fuerzas expedicionarias. La lucha fue recia y los haitianos resultaron derrotados.

Louverture, fundador de la República de Haití, fue deportado a Francia y encarcelado en el fuerte de Joux, en Besancon. Tal vez ese sacrificio pareciera necesario para que se encendiera con mayor fervor en sus compatriotas el ansia de libertad, pues una segunda revuelta encabezada por el lugarteniente de Louverture, el caudillo Juan Jacobo Dessalines, logró salir victoriosa y proclamar definitivamente la libertad de la colonia francesa de Santo Domingo, devolviendo a la isla su nombre indígena: Haití, que significa: “la montañosa”.