ARTISTA CON LA PLUMA, MÁRTIR CON LA ESPADA


Poeta vigoroso de gran sensibilidad, elocuente orador de verbo fogoso y brillante, José Martí, el apóstol de la libertad cubana, nació en la Habana, en 1853.

No obstante ser hijo de padres españoles y de haber terminado sus estudios en España, era tan fuerte en él el sentimiento de patria, que Cuba y la emancipación de la isla fueron su constante obsesión.

Después de cursar la escuela municipal, y casi íntegro el bachillerato, a los dieciséis años fundó la revista Patria Libre y redactó, manuscrito, el periódico El Siboney. Condenado por sus actividades revolucionarias a seis años de presidio, es indultado luego y confinado en la isla de los Pinos. En 1871 marchó a España y en la Universidad Central de Madrid comenzó la carrera de Leyes, que terminó en Zaragoza, en 1874.

Posteriormente residió en México, Venezuela y Estados Unidos de América, sin dejar de trabajar en el periodismo o en la tribuna por el triunfo de su causa. Regresó a Cuba al firmarse la paz del Zanjón, en 1878, y un año después fue deportado nuevamente a España, de donde huyó a París y de allí a Nueva York para organizar la revolución de 1895.

En marzo de ese año, un mes antes de iniciarse la campaña revolucionaria, le escribía a su madre una carta muy tierna: “Hoy, 25 de marzo, vísperas de un largo viaje, estoy pensando en usted. Usted se duele en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida. ¿Y por qué nací de usted que ama el sacrificio? El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre. Ahora bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza”.

En abril del mismo año, preparada ya la revolución, después de haber distribuido el Manifiesto de Monte-cristi, parle con Máximo Gómez, de cabo Haitiano, y desembarcan en Playitas, de noche, ocultos por un recio temporal, entre piedras y espinas; allí Martí es nombrado mayor general.

Tras pocas semanas en la manigua, se produce la inesperada acción de Dos Ríos, donde el valiente caudillo cae herido de muerte.

Su holocausto es la piedra fundamental de Cuba libre.