Una familia numerosa y muy importante


Los rayos infrarrojos y ultravioletas son invisibles, pero mediante procedimientos especiales pudieron ser revelados. Lo más importante de estos dos descubrimientos fue, sin duda, mostrar que en el Universo había radiaciones parecidas a las luminosas. pero invisibles para nosotros, a causa de la constitución de nuestro ojo. Los investigadores trataron entonces de comprobar si en el Universo no había otras radiaciones también invisibles al ojo humano. Lo cierto es que se han descubierto varias, y a todas se las agrupa hoy en una familia, conocida con el nombre de ondas electromagnéticas. La ciencia enseña hoy que el Universo está cruzado en todas direcciones por muchas clases de radiaciones, la mayoría de las cuales son invisibles. Son ondas electromagnéticas las que nos permiten oír radio; las que nos calientan durante el día cuando brilla el Sol y en el invierno cuando nos ponemos delante de una estufa; las que nos iluminan durante la noche, emanadas de un foco de cualquier tipo; las que empleamos para sacar fotografías; las que han hecho posible el radar y la televisión; la telegrafía y la telefonía sin hilos y tantas otras maravillas similares. Todas estas diferentes radiaciones se agrupan en una misma familia, porque todas ellas poseen propiedades que les son comunes. Sabido es que la luz se propaga en línea recta y que se refleja y se refracta; con procedimientos adecuados puede probarse que lo mismo ocurre con todas las ondas electromagnéticas, aunque sean invisibles. Así, por ejemplo, gracias a la reflexión es posible escuchar radio: la antena de la estación emisora emite ondas, éstas chocan contra una capa atmosférica llamada ionosfera, situada a una altura de 150 kilómetros aproximadamente, y se reflejan; de esa manera se hace posible que las antenas receptoras las capten. Otro ejemplo interesante es el siguiente: si se coloca una lente frente a una estufa en funcionamiento se puede conseguir quemar un papel; los rayos infrarrojos que desprende la estufa son concentrados por la lente sobre el papel y por eso éste arde; de manera que la lente hace converger los rayos infrarrojos invisibles de la misma manera que los rayos de luz visible. Todas estas ondas se diferencian entre sí de la misma manera que los colores. Como hemos visto, el rojo se distingue del violeta en que tiene mayor longitud de onda o, también, en que su número de vibraciones es menor. Con todas las ondas electromagnéticas se puede hacer lo mismo, y así es común hablar de ondas cortas y ondas largas. De acuerdo con sus longitudes, se pueden disponer todas las ondas electromagnéticas en un cuadrito, ordenadas en escala descendente, es decir, figurando en primer lugar las más largas:

Ondas electromagnéticas largas. Ondas de la telegrafía sin hilos. Ondas de la telefonía sin hilos. Rayos infrarrojos o caloríficos. Luz roja. Luz violeta. Luz ultravioleta. Rayos x. Rayos gamma.

La superposición de todas estas radiaciones constituye lo que conocemos comúnmente como “luz blanca”.

Como vemos en este esquema, el ojo humano apenas es capaz de percibir una estrecha zona en todo el espectro. El estudio de las ondas electromagnéticas es muy importante, pero es imposible desarrollarlo aquí. Por lo que interesa recordar que, de acuerdo con todo lo dicho, la luz visible no es más que una estrecha región de un conjunto de radiaciones llamadas ondas electromagnéticas.