Las ondas: sonoras y luminosas. ¿Qué son los colores?


Si la luz consiste en ondas, el número de estas ondas que se producen por segundo puede variar, como cuando se trata del sonido, lo cual debiera significar que la luz consistirá en ondas de diferentes longitudes, o, lo que es lo mismo, de distintas frecuencias. Así es efectivamente, si bien se da el caso de que el número de ondulaciones efectuadas por la luz en un segundo es millones de veces mayor que las correspondientes al sonido.

Lo importante en todo esto es que lo que equivale al tono en el sonido, en el caso de la luz es el color, de modo que al recorrer con la vista los colores del espectro, desde el rojo hasta el violeta, es como si oyésemos tocar a alguien una octava en el piano. Cada color se distingue por lo que se llama su longitud de onda, la cual es simplemente la distancia que hay entre dos crestas o entre dos valles en una onda. Basta recordar las ondas en el agua, que también son transversales como las luminosas, para percatarse de lo que ella significa. A cada color, pues, le corresponde una longitud de onda particular. Así, el rojo tiene mayor longitud de onda que cualquiera de los otros colores, del espectro, y el violeta es el que tiene la menor.

Otra manera de poder decir lo mismo es la siguiente: sabido es que el agudo de un piano se diferencia de un grave en el número de vibraciones, por segundo. Así, el la normal es una nota que corresponde a 35 vibraciones por segundo; los sonidos más graves tienen menos vibraciones por segundo que los agudos, y por eso nuestro oído los distingue con facilidad. Algo análogo sucede con las ondas luminosas, pero debemos tener en cuenta que les corresponden muchos millones de vibraciones por segundo.