Luz negra: otra de las maravillosas curiosidades modernas


Es muy común observar en la actualidad, en los teatros, espectáculos como éste: se apagan todas las luces de la sala, inclusive las del escenario; luego, los asombrados espectadores pueden ver sobre el tablado extraños seres que poseen únicamente piernas y que ejecutan distintos pasos de danza. Son seres humanos, de los cuales únicamente son visibles las piernas. También suelen aparecer hombres sin cabeza, pero que hablan, cantan y ríen, así como mujeres sin manos que toman objetos entre sus invisibles dedos. Sin embargo, no se trata de fantasmas; los empresarios teatrales advierten que sólo son efectos especiales obtenidos mediante el artificio conocido como luz negra.

¿Qué es esta misteriosa luz negra, con la cual se pueden lograr efectos tan curiosos? Acabamos de ver que, más allá del rojo, en el espectro solar, se encuentran ciertos rayos invisibles, llamados rayos infrarrojos. Pero sabemos además que el espectro comienza en el rojo y termina en el violeta. Cabe, pues, que nos preguntemos: así como más allá del rojo existen los invisibles rayos infrarrojos, ¿no será posible que más allá del violeta existan también otros rayos que igualmente sean invisibles al ojo humano, pero que a lo mejor pueden revelarse también por procedimientos distintos, especiales?

Esta pregunta se la formularon los científicos después que Herschel descubrió los rayos infrarrojos, en 1801. Sin embargo, hubo que esperar a 1842 para descubrirlos. Esta gloria le cupo al físico francés Edmundo Becquerel, quien fotografió, por primera vez en la historia, el espectro solar. Observó, con alegre sorpresa, que el espectro que obtenía en la placa se extendía más allá del violeta. Ello indicaba simplemente que la placa fotográfica había sido impresionada por radiaciones invisibles, situadas más allá del violeta, y que él llamó ultravioleta. Este descubrimiento de Becquerel demostró terminantemente que el espectro visible no es más que una porción pequeña de un espectro mucho más grande, la mayoría de cuyas radiaciones no son capaces de impresionar el ojo humano.

Después de este descubrimiento, los científicos se lanzaron a la búsqueda de nuevas radiaciones invisibles. Para ello, lo que debían tratar de encontrar eran aparatos que fueran capaces de revelar su existencia.

La luz ultravioleta tiene una propiedad muy importante, que es la que se usa para lograr los efectos teatrales que describimos antes: si se coloca frente a un haz de luz ultravioleta una pantalla cubierta con pintura fluorescente -fabricada a base de espato flúor- se observará que la pantalla se ilumina extrañamente. Ello significa simplemente que la pintura fluorescente es capaz de ser impresionada por la luz ultravioleta. Se explica ahora fácilmente cómo se obtienen hombres sin cabeza o mujeres sin manos; se pinta todo el cuerpo del hombre excepto su cabeza, con una pintura fluorescente; se lo ilumina luego con luz ultravioleta, estando todo el teatro a oscuras; si bien ilumina todo el cuerpo del hombre, sólo se hace visible aquella parte que está recubierta con la pintura fluorescente. He aquí el misterio de que hablábamos, completamente aclarado.

Hagamos notar, sin embargo, que si el espectro solar se ha obtenido con un prisma de vidrio, no se obtendrán radiaciones ultravioletas, pues el vidrio las absorbe, y así impide su paso. En cambio, no sucede lo mismo con el cuarzo, que las deja pasar fácilmente y permite su aparición en el espectro.