La energía que no puede ser creada ni destruida antojadizamente


Ahora decimos que dondequiera que haya movimiento, hay energía; y que esta energía jamás se crea ni se pierde, sino que se transforma continuamente. Estos grandes conceptos se deben realmente a Galileo, quien formuló de un modo aproximado todas las leyes del movimiento. Lo raro del caso es que tanto Galileo como Newton debían conocer el principio de conservación de la energía, y sin embargo, ni el uno ni el otro lo formularon en términos precisos, dejando que lo hicieran unos sabios alemanes en el transcurso del siglo xix, rico en descubrimientos.

La energía siempre es energía, sea cual fuere el lugar y la forma en que se manifieste; pero de estas formas hay dos de las cuales conviene hacernos cargo. Cuando un objeto se mueve, decimos que posee energía de movimiento o “fuerza viva”; el nombre científico de dicha clase de energía, derivado de la palabra griega que significa movimiento (Kinésis), es energía cinética.