La ionósfera, espejo de las ondas radioeléctricas


La zona ionizada de la atmósfera constituye -de acuerdo con la teoría más aceptada actualmente- una suerte de espejo sobre el cual se reflejan las ondas radioeléctricas emitidas por un transmisor. Siguiendo ese razonamiento fue posible explicar el itinerario de tales ondas, lanzadas desde un continente en dirección a otro: una señal radioeléctrica emitida desde tierra firme choca con la capa ionizada y se refleja hasta alcanzar la superficie del océano, donde vuelve a rebotar hacia arriba, y así zigzaguea repetidas veces, hasta ser captada, finalmente, por un receptor instalado en la orilla opuesta. De esta manera, a tiempo que averiguamos ciertas características de la ionosfera, podemos comunicarnos a enormes distancias sobre la Tierra.