De qué modo pueden comprimirse los gases, y no los líquidos


Las leyes fundamentales de la presión son aplicables a las dos clases de fluidos; pero por más que esto sea cierto, no puede dejar de verse que ha de existir gran diferencia entre la clase de fluidos que llamamos gases y los que se conocen con el nombre de líquidos. Nos es fácil observar que un gas o una mezcla de gases, pueden comprimirse, y que cuando dejamos de ejercer la fuerza que los comprimía vuelven inmediatamente a dilatarse otra vez y de modo tan libremente como puedan hacerlo.

Los gases son, pues, compresibles, mientras la otra clase de fluidos -los líquidos-, como, por ejemplo, el agua, no son prácticamente compresibles.

Se ha demostrado en tiempos recientes que, mediante una fuerte presión, es posible comprimir un poquito el agua. Conviene que lo tengamos presente; pero, de todos modos, subsiste entre los gases y los líquidos la gran diferencia debida a que los primeros son fácilmente compresibles, mientras los últimos son incompresibles en circunstancias iguales. Ahora bien; puesto que los gases pueden ser comprimidos por medio de la presión, nos convendrá saber si existe alguna ley que rija su compresibilidad. Esta ley existe, efectivamente, y será lo último acerca de lo cual trataremos en el presente capítulo.