De qué modo puede dibujarse un sonido en una hoja de papel

Pasaremos a estudiar ahora la elevación de los tonos musicales. Es fácil demostrar que la diferencia entre una nota alta y otra baja depende del número de ondas que lleguen a nuestro oído en un tiempo determinado. No ofrece dificultad alguna realizar la demostración; bastará con que tomemos un diapasón o un templador que pueda dejar huellas sobre una hoja de papel ahumado, moviendo dicho papel con determinada velocidad. Obtendremos de este modo una línea sinuosa, que queda señalada en el papel, y podremos contar el número de vibraciones efectuadas por el diapasón en un segundo.

Así, este número será tanto mayor cuanto más elevado sea el tono del sonido que se produce.

El sonido que produce el templador se va apagando poco a poco; pero por débil que sea la nota, su tono será siempre el mismo. Si examinamos la traza dejada por el brazo del templador, nos damos cuenta de por qué ha de ser de tal manera.

La dimensión de las ondas disminuye a medida que el templador va perdiendo energía, y por eso decrece la intensidad del sonido; pero el número de vibraciones por segundo siempre es el mismo, por pequeñas que éstas sean, y por lo tanto no varía el tono del diapasón.