Paseo por la acrópolis determinando su distribución


Ahora que conocemos algunos detalles de la ciudad y del arte griegos, resultará de gran interés realizar un paseo por la Acrópolis, para identificar sus principales monumentos.

Ella se presentaba protegida y hermoseada en sus laderas por muros de grandes ladrillos. Desde el llano se ascendía a la colina mediante una escalinata de mármol que daba acceso a los propileos, especie de vestíbulo coronado por un frontón que sostenían columnas dóricas en la parte oriental y jónicas en la occidental. Su construcción, que duró del año 437 al 431 antes de Cristo, fue dirigida por Mnesicles.

Del centro de los propileos arrancaban otros dos pórticos, uno de ellos destinado a la guardia, y el otro, pinacoteca, especie de museo, a la exhibición de obras de arte.

A la derecha se encontraba el pequeño santuario jónico dedicado a la Victoria sin Alas -Niké Áptera-, construido por Calícrates para recordar el triunfo que en dura lid obtuvieron los griegos sobre los persas.

Detrás de los propileos, en medio de altos edificios y altares, emergía la colosal estatua de Atenea Prómacos -es decir, la primera en la lucha-, de veintiún metros de alto, que Fidias hizo con el bronce de los trofeos recogidos en Maratón y que los marinos, divisándola desde lejos, usaban como punto de referencia de sus rutas.

En lo alto y a la izquierda, en el lugar donde, según la leyenda, Atenea había hecho brotar el olivo, se levantaba el Erecteón, consagrado a Atenea, a Poseidón y al legendario héroe ático Erecteo. El templo, que pertenecía al estilo jónico, fue erigido después de la muerte de Pericles, durante las guerras del Peloponeso, bajo la dirección de Filocres, y se terminó en el 401 antes de Cristo.

Como todo templo griego, constaba de tres partes fundamentales: pronaos o vestíbulo, naos o celia en latín, donde se levantaba la estatua de la divinidad, y opistodomo, especie de cámara secreta en la que se guardaban los tesoros del templo.

El Erecteón tenía, además, una especie de tribuna cuyas seis columnas fueron reemplazadas por estatuas de mujeres llamadas cariátides, con vestimenta semejante a la que usaban las doncellas atenienses en las ceremonias religiosas.

En el fondo de la Acrópolis se levantaba el gran teatro de Dionisos, donde se representaban las obras de los grandes trágicos y comediógrafos de la época: Sófocles, Eurípides, Esquilo y Aristófanes.

Finalmente, en el centro de la Acrópolis y dominándola, se erguía el Partenón, imponente templo consagrado a Atenea Parthenos (Atenea Virgen), que es el más hermoso y perfecto de los monumentos dóricos.

La dirección de los trabajos fue confiada a Fidias, quien contó con la colaboración de los arquitectos Calícrates e Ictino y de los escultores Agorácrito y Alcamenes.

Todo el templo -de base rectangular de 68,90 metros de largo por 30,45 metros de ancho y una altura de casi 18 metros- se levantaba sobre un basamento de mármol pentélico, de tres peldaños. Lo rodeaba un pórtico de ocho columnas al frente y dieciséis a los costados, que sostenían un entablamento dórico coronado por dos frontones, uno al Este y otro al Oeste. A continuación se abría un segundo pórtico; de seis columnas unidas por rejas, que dividido en las tres secciones clásicas con el agregado de una cuarta,¡el verdadero partenón o sala de las vírgenes, entre la naos y el opistodomo. Era de mármol blanco, pero con el tiempo tomó un tinte ligeramente dorado; las estrías de las columnas estaban pintadas de rojo, y los capiteles, de azul; el fondo de las metopas era de un rojo oscuro, y los triglifos azules y amarillos.

Las esculturas y los relieves fueron obra de Fidias y sus discípulos. Entre sus relieves merecen ser destacados; los del frontón oriental, que representa el Nacimiento de Atenea, y el dé occidente, que reproduce el Triunfó de Atenea sobre Poseidón.

En cuanto a los relieves de las metopas del friso, los del Este representan la Gigantomaquia; los del Oeste, la Lucfia de los atenienses con las Amazonias, y los del Sur, el Combate de los lapitas con los centauros. Finalmente, los de la parte interior del friso nos ofrecen las distintas escenas de la Procesión de las panateneas, fiesta nacional en la que un cortejo de doncellas, seguidas de mancebos, caballeros, ancianos, carros y reses para el sacrificio, iba a ofrecer el templo a la diosa.

Al fondo de la naos, sobre un pedestal que descansaba sobre los peldaños, se levantaba la estatua de la diosa, de doce metros de alto, que Fidias ¡realizó totalmente en oro y marfil.;La estatua desapareció, pero conocernos sus detalles por la descripción de los textos clásicos y por algunas reproducciones posteriores, en pequeño, como la que se conserva en el Museo del Prado, en Madrid.

Algunos fragmentos de sus magníficos frisos, metopas y esculturas se conservan en los museos: Británico, de Londres; del Louvre, de París, y nacionales de Copenhague, Atenas y otras ciudades.