Pintura subletiva, expresionismo y la llamada Escuela de París


Las tendencias que siguieron al cubismo reaccionaron contra ese silencio impuesto por éste a las manifestaciones de la interioridad no racional del hombre, sus pasiones, sus sentimientos, su mundo subconsciente. Los pintores sujetivos liberaron dichas manifestaciones, desintelectualizando a la pintura. Líneas, formas y colores se convierten en elementos expresivos del sujeto y pierden su calidad de lenguaje plástico. Para estos artistas el valor de la obra de arte reside sobre todo en su significación social, psicológica y metafísica.

Los expresionistas trataron de aumentar el efecto emocional de la pintura por medio de recursos tales como la distorsión de las figuras, la aplicación dramática de colores violentos, las líneas definidas, muy marcadas, o adoptando formas poco corrientes para llevar la pintura a la tela. Esos medios fueron empleados por los artistas a veces tan sólo para obtener mayor énfasis, otras en interés de lo puramente decorativo, o meramente como expresión subjetiva. Entre las primeras obras consideradas expresionistas de esa época están las del pintor austríaco Oscar Kokoschka y del francés Le Fauconier. Otros pintores similares a éstos en su actitud son De la Pateliére, Yvo Alix, Fautrier, Gromaire y Goerg. Debemos recordar a algunos precursores, como Van Gogh, Ensor, Munch y Toulouse-Lautrec, quienes pertenecen a un período anterior, pues también trataron de expresar en sus pinturas sus estados anímicos, por lo que en cierto modo podrían llamarse expresionistas.

Contemporáneamente al movimiento expresionista viven y pintan en París muchos extranjeros, entre los cuales se cuentan algunos pintores que por sobre sus diferencias de técnica y de temperamento se sienten unidos en el deseo de expresar su reacción ante la existencia. Sus cuadros revelan una afinidad de todos ellos en la amargura, el pesimismo, la melancolía, la sensualidad y el clima poético que de dichas obras irradian. El grupo principal de la escuela de París lo forman Amadeo Modigliani, Marcos Chagall, Pascin (seudónimo de Julio Fincas), Chaim Soutine y Moisés Kisling.

Dentro del expresionismo hay que recordar a Jorge Rouault, que pintó temas religiosos y personajes miserables conservando una mirada de misericordia sobre las bajezas humanas que le placía representar. Muchas de sus pinturas recuerdan las vidrieras que vemos en las viejas catedrales, debido al marcado trazo de su dibujo y a los principales colores que utiliza en ellas. Su pintura, de colorido dramático y formas casi caricaturescas, es de una evidente nobleza.