Giotto y el campanile de Florencia, uno de los más hermosos del mundo


Era Giotto bastante anciano ya cuando fue nombrado para dirigir las obras públicas de Florencia y terminar la catedral, cuya construcción había sido interrumpida por la muerte de Arnolfo di Cambio. Giotto no sólo dirigió las obras y el trabajo de los demás artífices, sino que intervino personalmente en ellas usando el martillo y el cincel con la misma autoridad y entusiasmo con que había empuñado hasta entonces el pincel. A su ingenio se deben los planos de uno de los campaniles más hermosos del mundo, considerado hoy como una de las maravillas de Florencia. Tuvo a su cargo, además, algunos de los relieves que lo decoran; entre las figuras que salieron de su cincel, se destaca la del perrito que lo había acompañado cuando aún era un pastorcillo, lo que habla de la nobleza de sentimientos de este gran artista que falleció en 1337.

Por espacio de cien años o más, los pintores italianos llenaron las iglesias de la península con pinturas parecidas a las suyas, aunque no tan buenas por cierto, pues no dejan de ser simples imitaciones; cuando una imitación no introduce con acierto algo nuevo, algo propio, jamás podrá parangonarse con el original.