Fra Angélico, el pintor que lloraba sobre sus obras


Giotto originó toda una escuela de pintores que la historia del arte reconoce hoy con el nombre de giotteschi. Entre los más destacados figuran Tadeo Gaddi, preferido del maestro, y su hijo adoptivo, Andrés Orcagna,  Juan da Milano, Lorenzo Mónaco y el famoso Fra Angélico.

Fra Angélico fue un verdadero santo; se decía de él que lloraba sobre sus telas. Las obras de este autor, de inspiración suave y elevada, no tienen la fuerza ni el vigor de las de su maestro, pero hay en ellas tanto misticismo que las eleva y coloca en un lugar de preferencia.

Trabajó este artista con tesón y entusiasmo en una gran cantidad de telas y frescos, pero desgraciadamente no todos han llegado hasta nosotros. Una de sus telas más famosas es Cristo en la Gloria, pintada para el altar de Santo Domingo, en Fiésole, su ciudad natal, levantada en una colina de los alrededores de Florencia; dicha obra constituye hoy uno de los tesoros más preciados de la Galería Nacional de Londres. Su pincel abusó quizá del dorado, acercándose así a los precursores de Siena y a los bizantinos; sin embargo, su cuidadosa concepción y el fino trazado de las imágenes distan mucho de la indecisión de los primitivos. Rara vez abordó motivos profanos, porque concentró todo su interés en los temas celestiales, de los que fue un místico y relevante intérprete.