Una anécdota del Tintoretto que nos habla de su rapidez


Se valió de todas las ocasiones para perfeccionar su arte y hacer conocer su nombre. Trabajaba con pasmosa rapidez, y de ahí que el resultado no siempre fuera perfecto; sin embargo, con los años llegó a ser uno de los pintores más famosos de toda Venecia, y ganó el justo renombre con que pasó a la posteridad.

En una ocasión se llamó a concurso para decorar los muros de la escuela de San Rocco. Se pidió a los artistas venecianos que mandaran bocetos, pero se les fijó un plazo muy corto para que los presentasen. Los concursantes cumplieron como pudieron las bases y requisitos del concurso; pero el Tintoretto, en cambio, midió la superficie que debía pintarse y con la actividad que lo caracterizaba, pintó todo el cuadro, que colocó secretamente en el lugar correspondiente y lo cubrió celosamente con un paño.

Llegado el día del fallo, mientras los demás participantes iban presentando sus bocetos, el Tintoretto esperaba que le llegara su turno; cuando esto ocurrió, quitó la tela que cubría su obra y descubrió ante las miradas atónitas del jurado y del público su hermosa producción. Todos quedaron maravillados, mas los miembros del jurado y las autoridades se indignaron por tal abuso de confianza; dijeron que sólo habían pedido bocetos y no la obra terminada. Los demás concurrentes, reconociendo los méritos de la obra del Tintoretto, se retiraron del concurso, pero las autoridades y el jurado no se decidían por él.

-Muy bien -dijo entonces el Tintoretto-, ¡ahí queda el trabajo...! ¡sino me lo queréis pagar, se lo regalo a los santos...!

Ante el desinterés del artista, el jurado y las autoridades, conmovidos, resolvieron darle el premio.

El Tintoretto ha sido llamado el “Miguel Ángel de Venecia”. Trató de resolver en sus lienzos y frescos diversos problemas. Muchos de sus cuadros son grandes composiciones sobrepuestas, en las cuales el espacio, el diseño de las figuras, el colorido y los contrastes de luz y de sombra presentan dificultades que sólo su genio pudo resolver. Entre los cuadros más famosos de este artista se recuerdan Matanza de los Santos Inocentes y La presentación al Templo, obras que se atesoran en Venecia.