LA ESPADA DE CASTRIOTO


Mahometo II, rey de Turquía, deseoso de ver y manejar la espada de Jorge Castrioto, príncipe de Albania, por la fama de las proezas que con ella había realizado, matando a más de dos mil turcos, mandó a decir a éste que hiciera el favor de enviársela, a lo que el Príncipe accedió gustoso. Luego que Mahometo la tuvo en sus manos, quiso esgrimirla, dando tajos y mandobles, con estocadas de punta, pero no saliéndole nada a derechas, creyó que Castrioto se había burlado de él. por lo cual, al devolverle el arma, le hizo decir que lo había engañado, remitiéndole, no su espada, sino otra muy distinta. -Decidle -contestó el Príncipe-, que yo le presté mi espada, pero no mi brazo.