Soñaba con la independencia de la América hispana


Procedió luego Miranda a madurar sus planes en pro de la independencia de América hispana, y recorrió casi toda Europa en su ensueño de hallar apoyo material para ejecutar su propósito.

Una de sus más fructíferas empresas fue la preparación política de jóvenes americanos, en la “logia” de Londres. Casi todos esos jóvenes fueron después caudillos de la independencia de América.

Al fin, con la ayuda de dos ciudadanos de Estados Unidos, y apoyado por el almirante Cochrane, logró equipar para la guerra el barco Leander, y arribó a Ocumare de la Costa en 1806. Esta expedición fracasó cuando Cochrane le retiró su apoyo en virtud de un informe falso que recibiera concerniente a la paz entre Francia y Gran Bretaña.

El mismo año, acometido Miranda por dos bergantines españoles, perdió en la acción muchos de sus hombres y también su pabellón tricolor. Tuvo que escapar, y el capitán general Vasconcelos ofreció una crecida suma por su cabeza.

Comprendiendo que aún no era tiempo de emprender formalmente la revolución, volvió a Europa con objeto de hacer nuevos planes en unión de Bolívar.

A fines del año 1810 volvió a su patria y cooperó con suma habilidad en la organización del gobierno nacido de la revolución del 19 de abril del mismo año, formando parte del Congreso en carácter de vicepresidente.

A mediados del año siguiente, el presidente del Congreso anunció que había llegado el momento de proclamar la independencia absoluta de Venezuela. Se reunieron en la Plaza Mayor las autoridades para conmemorar el Día de la Bastilla y presenciar la presentación del nuevo emblema nacional. Éste era idéntico a la bandera que enarbolaba el Leander en el año 1806, cuyos colores y colocación fueron adoptados por la nación venezolana. Se declaró formalmente la independencia, y se dieron los primeros pasos para establecer un gobierno republicano.