Don Bernardino Rivadavia, llamado por Mitre el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos


El movimiento emancipador no se había consolidado cuando Bernardino Rivadavia integró, en 1811, el Primer Triunvirato; más tarde la anarquía amenazó comprometer la recién declarada independencia, cuando Martín Rodríguez lo nombró su ministro; cinco años después Rivadavia llegó a 4cupar la presidencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.  En el intervalo de sus cargos desempeñó misiones diplomáticas en Europa, y allí admiró la civilidad franco-británica y soñó con implantarla en América. Pero estas tierras de vigorosas tradiciones coloniales no eran aptas para trasplantes precipitados, en almacigo y espera, y Rivadavia, gobernante impaciente del tiempo, fracasó en su momento histórico.

Hizo sancionar una Constitución unitaria, y las provincias, celosas de su autonomía, ganada en duras pruebas, la vetaron. Este rechazo y el fracaso de su política internacional pusieron fin a su gobierno, y Rivadavia, que ocupaba a la sazón la presidencia de la república, se vio obligado á emigrar. Años más tarde intentó regresar al país, pero no se le permitió permanecer. Murió en Cádiz en 1845.

Si bien no tuvo éxito en muchas de sus aspiraciones como gobernante, su paso por la vida política argentina es uno de los más pródigos en iniciativas que conoce el país. Echó las liases de reformas económicas en relación con el agro, tales como la enfiteusis, o sea la cesión en arrendamiento de las tierras fiscales, y de reformas judiciales y legislativas; patrocinó la creación de la universidad de Buenos Aires y fundó la Sociedad de Beneficencia, institución que durante largos años expresó el interés estatal por aliviar la situación de los desvalidos.

Rivadavia, como los grandes hombres de Mayo, respetó la tradición de libertad, en que nació la Independencia y toleró los ataques de la prensa. A todo llegaba su impaciencia de futuro: hacía levantar los planos para el puerto de Buenos Aires; construía el primer camino macadamizado, a la Ensenada; hacía explorar el río Bermejo y perforar, los primeros pozos para extraer el agua con noria, aunque el caudaloso río de la Plata aseguraba con exceso el abastecimiento del vital líquido.. La indiferencia de sus contemporáneos acompañó la mayor parte de sus empresas, y murió pobre y olvidado en el extranjero.