Islas y montañas de México; sus volcanes activos y sus cráteres fríos


El litoral mexicano tiene una gran cantidad de islotes, arrecifes y bancos de arena, pero son pocas las islas de importancia. Éstas son más abundantes en el Pacífico, donde se encuentran, en las costas de Baja California, la del Ángel de la Guarda, Tiburón, del Carmen, Santa Catalina, San José, Espíritu Santo, Cedros y Cerralvo; frente a las costas de Nayarit, el archipiélago de las Tres Marías, donde se halla establecida una colonia penal, y en el océano Pacífico, el grupo de las Revillagigedo. En el litoral atlántico se encuentran San Juan de Ulúa y Sacrificios, en el golfo de México; Mujeres y Cozumel, en el mar Caribe.

La altiplanicie mexicana, de la que forma parte la Mesa Central o del Anáhuac, está limitada al Este y Oeste, respectivamente, por dos conjuntos montañosos paralelos a las costas, llamados Sierra Madre Oriental y Sierra Madre Occidental, que en el estado de Oaxaca se unen en el llamado Nudo Mixteco. Al Sur, por la Sierra Madre del Sur y el Eje Volcánico Transversal, cuya alineación es de costa a costa y en el cual se sitúa la zona volcánica más activa del país. Su punto más elevado es el pico de Orizaba o Citlaltépetl, que mide 5.747 metros, la mayor altura de México.
Se asientan allí también una serie de volcanes, algunos apagados o inactivos, entre los que se destacan el Popocatépetl (Montaña que humea); el Iztaccíhuatl (Mujer blanca); el Jorullo, aparecido en 1759, y el Volcán de Fuego de Colima, el más activo del país, pues hace erupción más o menos cada 50 años. El Xitle se asienta en las faldas de la serranía del Ajusco: sus erupciones de lava dieron lugar a la formación del Pedregal de San Ángel. La más reciente formación volcánica es el Paricutín, surgido en 1943 en un terreno labrantío de Michoacán.