Las razas, grupos y castas que componían la sociedad hispano-azteca


Las razas que integraban principalmente la sociedad de la Nueva España eran la indígena, la española y la negra, ésta en muy reducida proporción; al mezclarse en sucesivas uniones dieron como resultado grupos secundarios como el mestizo, nacido de india y español, el mulato, de español y negra, y el zambo, de negro e india. El lugar privilegiado en esta escala social lo ocupaban los españoles puros, llamados peninsulares, seguidos en categoría por sus descendientes nacidos en la Nueva España, denominados criollos. Los peninsulares ocupaban los puestos más altos en el clero, en la administración pública y el comercio, que les producía considerables ganancias, mientras los criollos vivían del producto de pequeños ranchos o se los relegaba a empleos de categorías secundarias. Esta situación alimentó la rivalidad entre criollos y españoles, y con el tiempo influyó en la revolución de independencia, acaudillada por criollos ilustres. Los negros fueron traídos de África para suplir a los indios en las tareas agotadoras de la explotación de minas y plantaciones, y en su condición de esclavos vivían en la lamentable situación común a estos desdichados, en todo el mundo, en esa época. El mestizo era visto con cierto desprecio porque era el fruto de la mezcla de sangre hispana e india, y por eso no disfrutaba de los pocos privilegios concedidos a los indígenas ni de las ventajas de que gozaban los peninsulares y los criollos; no podía ocupar ningún puesto público y ni siquiera le era permitido trabajar como artesano. Por ello el descontento de los grupos oprimidos se manifestaba constantemente, sobre todo entre los criollos y mestizos, que se consideraban con los mismos derechos que los peninsulares. Así esta situación de desequilibrio en la estructura social de la colonia, unida a otras circunstancias de origen vario: económico, y político en especial, creó el ambiente de incipiente rebeldía que habría de producir el movimiento de independencia.