La época revolucionaria: Carranza, Emilio Zapata y Pancho Villa


Madero ocupó la presidencia en 1911, pero dos años después se produjo un cuartelazo que ensangrentó la ciudad durante diez días, acaudillado por Bernardo Reyes y Félix Díaz, sobrino del ex presidente, etapa que se conoce como La Decena Trágica y que culminó con el asesinato del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez. En virtud de un pacto celebrado con los rebeldes, Victoriano Huerta asumió la presidencia provisionalmente. Esto hizo que la guerra civil prosiguiera más enconada que antes entre constitucionalistas, encabezados por Venustiano Carranza, y federales, acaudillados por el mismo Huerta. Emiliano Zapata se había levantado como caudillo de los campesinos del Sur que pedían tierra y libertad, y Pancho Villa encabezaba a los revolucionarios del Norte. Después de un año de luchas, Huerta se vio obligado a renunciar y a abandonar el país. Carranza asumió el carácter de primer jefe del ejército. Villa y Zapata se rebelaron, pero el primero fue derrotado por el general Obregón en la batalla de Celaya, que lo obligó a remontarse a la sierra como guerrillero, y Zapata murió en 1919 víctima de una emboscada.

Carranza convocó a un Congreso Constituyente, en Querétaro; una vez estudiado el proyecto que presentó, fue expedida una nueva Constitución política, que se promulgó el 5 de febrero de 1917 y que aún está vigente en la República Mexicana. Esta constitución contenía una tendencia socialista que realizaba el ideal de Carranza de dar “el mayor bien para el mayor número, como una forma más amplia de justicia”; restringía la intervención del clero en la educación pública y establecía las relaciones entre el capital y el trabajo para lograr un reparto equitativo.

El 1' de mayo de 1917, Carranza fue electo presidente y durante su ejercicio demostró poseer grandes dotes administrativas, así como energía y talento para desarrollar sus ideales reformistas, de pacificación y de unión. Pero las enérgicas medidas que tomó para restablecer el orden en el país hicieron que los descontentos organizaran una rebelión que causó su derrocamiento; fue asesinado en 1920, año en que asumió el poder interino Adolfo de la Huerta, que logró la pacificación de los rebeldes y la amnistía de Villa.