El adelantado don Pedro de Mendoza, primera fundación de Buenos Aires


El 24 de agosto de 1535 salió de España con destino al Río de la Plata la famosa armada del adelantado don Pedro de Mendoza, que constaba de trece buques, con 1.500 personas, entre marineros, tropas, familias y sacerdotes.

Esta expedición constituye un esfuerzo extraordinario para aquellos tiempos, dada la inmensidad pavorosa del océano, cuya navegación era aún poco conocida, y la fragilidad de las naves, algunas sin cubierta, que debían afrontar el mar cargadas de gente, víveres, armamentos extraordinarios, materiales de construcción, equipajes, etc., aparte de su propia defensa y aparejo. ¡Eran, en verdad, héroes legendarios los descubridores! El viaje de Mendoza fue trágico, pues ocurrieron incidentes que motivaron la ejecución de uno de sus capitanes: Juan Osorio, lo cual dio lugar a desavenencias entre los conquistadores. La expedición entró en el río de la Plata en enero de 1536, y dirigiéndose a la margen derecha, descubierta por Magallanes, fundó el adelantado Mendoza un fuerte el 3 de febrero del mismo año, dándole por nombre el de Puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Ayre, en homenaje a la patrona de los navegantes, la Virgen sarda, del santuario de Cagliari, Nuestra Señora del Buen Aire.

Los españoles construyeron, dentro del fuerte, una casa para el asiento del gobernador, alojamiento para las tropas y algunas habitaciones particulares; todo de barro, madera rústica y ramas, y se pusieron inmediatamente en contacto con los indios querandíes que moraban en los alrededores de la naciente población.

Estos indios eran agricultores, vivían en rústicas chozas y se cubrían con pieles. Sus armas principales eran las flechas de piedra, los garrotes y las boleadoras. Su carácter era dulce y hospitalario, y durante varios días proveyeron de grandes cantidades de alimentos a los españoles.

Algunos excesos de éstos motivaron el enojo de los indios, y la unión pacífica de conquistadores y aborígenes se convirtió en guerra implacable. Atacaron constantemente a la población de Buenos Aires, y mataron en combates campales a algunos de sus jefes y soldados, llegando en sus ataques a rodear el fuerte, defendido por artillería, arcabuces y ballestas.

Los querandíes lograron realizar una confederación de todas las tribus que habitaban la zona, y reunieron más de 2.000 hombres de armas con los que atacaron el fuerte, defendido por una guarnición que apenas excedía de 400 hombres. El ataque fracasó, pero la población se vio tan aislada y falta de recursos que debió soportar hambre y sed.

En estas circunstancias ocurrieron episodios horrendos entre los mismos españoles, entre los cuales sus cronistas han registrado el siguiente:

Una bellísima mujer española, esposa de uno de los oficiales, de apellido Maldonado, desobedeciendo las órdenes del comandante de la plaza, abandonó el fuerte y vagó por los campos expuesta al ataque de los indios y de las fieras. Al llegar a un paraje alejado de la población, fue rodeada por tigres y pumas; al verse en tal trance, aterrorizada, refugióse la fugitiva junto al tronco de un árbol, pero las fieras igualmente la acorralaron.

Un destacamento de los conquistadores salió en su busca, y la encontró allí, acompañada por las fieras, que no le habían hecho daño alguno.