Breve descripción de la capital de la república


La hermosa ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo, que mereció el dictado de “Troya del Plata” por el prolongado sitio a que la sometieron las fuerzas de Oribe, y que fuera fundada en el año 1726 por don Bruno Mauricio de Zabala, a la sazón gobernador de Buenos Aires, es hoy la capital de la República Oriental del Uruguay.

Al entrar en su puerto, sobre la margen izquierda del río de la Plata, vemos erguirse una colina pedregosa que recibe el nombre de Cerro de Montevideo. Entre ella y el puerto extiéndese, en anfiteatro, una inmensa playa, a la que sirven de marco monumentales edificios industriales, casas particulares y grandes macizos de árboles.

La ciudad, que tiene 850.000 habitantes, casi la tercera parte de la población total del país, está edificada en una pequeña península, rodeada hacia el Norte, el Oeste y el Sur por el río de la Plata, que, por su inmenso caudal de agua y su anchuroso cauce, parece un verdadero mar.

Esta situación hace de Montevideo una privilegiada ciudad balnearia. Las playas de Ramírez, Pocitos y Buceo están ligadas al centro de la ciudad, del que distan tan sólo unos minutos, no así las de Carrasco y Capurro, algo más alejadas. Todos estos lugares son muy frecuentados en verano por los turistas argentinos y brasileños, que concurren allí atraídos por la frescura de las aguas y la hermosa perspectiva del paisaje. Pocitos posee rambla de más de cuatro kilómetros de extensión que la liga a Ramírez, formando una amplia avenida sobre el mar.

Montevideo tiene calles amplias y bien trazadas, y algunos bellos paseos. El Prado, 78 hectáreas cubiertas de árboles y jardines, dista cinco kilómetros del centro; el Parque Urbano, unido a la playa Ramírez, abarca 120 hectáreas con jardines, bosques, fuentes, lagos y chalés; el Parque Central, lleno de atractivos, en plena urbe, es uno de los más concurridos. Hay también numerosas plazas diseminadas por toda la ciudad; el Boulevard Artigas, que la divide de Norte a Sur, con sus jardines centrales y la lujosa edificación que bordea sus aceras, es una de las avenidas más hermosas del continente. La ciudad tiene, además, magníficos edificios públicos, monumentales rascacielos y una iglesia matriz que es de las más bellas de América del Sur.