Persecuciones durante la restauración del dominio español


Los chilenos no recibieron mal en un principio la restauración del gobierno español, porque todos habían sufrido mucho, en su persona o en sus bienes, con las guerras y las revoluciones de los últimos años. Por desgracia para ellos, los realistas no supieron aprovechar su victoria: no contentos con anular todas las mejoras y reformas operadas por los patriotas, pusieron un cruel empeño en perseguir sin compasión a todos cuantos habían tomado alguna parte en los últimos sucesos, y lograron con ello que en su mayoría los chilenos fueran poco a poco convirtiéndose de amigos en enemigos de España.

Centenares de patriotas fueron reducidos a prisión, y muchos de ellos desterrados a la solitaria isla de Juan Fernández, separándolos de sus familias y comodidades. Además, el gobierno exigió fuertes contribuciones para pagar los gastos de la guerra, y dejó así a muchas familias importantes y opulentas reducidas a la más cruda miseria.

Insufribles fueron las vejaciones que la soldadesca triunfante impuso a los desgraciados chilenos. Aún indigna el recuerdo de las infamias del capitán San Bruno, el más cruel de los perseguidores de los patriotas.