Colaboración de argentinos y chilenos en la causa común


Los patriotas refugiados en Argentina preparaban de nuevo la libertad de Chile. Los momentos eran difíciles para la independencia americana. Napoleón había sido vencido en Europa, y el rey Fernando VII repuesto en su trono, contra lo que antes se había esperado. En América, los gobiernos independientes habían caído uno tras otro, siendo reemplazados por gobiernos españoles. Sólo Argentina escapó al desastre común.

Aunque fugitivos y derrotados, los patriotas chilenos no olvidaron sus discordias al otro lado de los Andes. Carrera pretendió además desconocer la autoridad del general San Martín, que, como hemos dicho, era gobernador de Mendoza, por lo que éste se vio precisado a remitirlo a Buenos Aires, desde donde Carrera se dirigió a Estados Unidos de América con el propósito de adquirir allí buques y armas para venir enseguida en socorro de los patriotas.

O'Higgins y San Martín se hicieron íntimos amigos. Esa noble amistad iba a dar por resultado la independencia de Chile y Perú. Se dedicaron ambos con empeño a formar un ejército de chilenos y argentinos, para atravesar con él la cordillera y dar libertad a Chile, según el plan trazado por San Martín mucho antes. No tenían grandes recursos, pero el patriotismo lo suplía todo en esos grandes hombres. Pronto estuvieron en relación los chilenos desterrados en Mendoza con los que en su patria sufrían la dominación española. Un joven abogado, Manuel Rodríguez, prestó grandes servicios en esa época. Iba y venía a través de la cordillera, exponiéndose cada momento a caer en manos de los españoles, que seguramente lo habrían condenado a muerte. En Chile, Rodríguez procuraba levantar partidas de campesinos, para hostilizar a los dominadores.