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ACEITE

USO TERAPÉUTICO DEL ACEITE DE HÍGADO DE BACALAO


Para obtener los resultados beneficiosos que pueden esperarse del empleo del aceite de hígado de bacalao deben tenerse en cuenta varias circunstancias. En primer lugar podemos tropezar con una repugnancia enteramente invencible por parte del enfermo. Si después de adicionar al medicamento los correctivos de su sabor y variar la suerte administrada y procurar tiempo de reposo al enfermo, subsistiera la repugnancia, hay que renunciar al empleo de la medicación. Lo mismo ocurre cuando, aunque no repugne, no es tolerado, determinando anorexia, nauseas o bien diarrea. La existencia de catarros gástricos contraindica su empleo y lo propio ocurre con el estado febril. Es preferible su uso en invierno, pues con facilidad se enrancia en verano y se hace intolerable. Nunca debe tomarse en ayunas.

Para administrarlo es conveniente empezar por dosis pequeñas, 5 o 10 gramos en los niños, 20 o 30 en el adulto, y no exceder nunca los límites de la tolerancia. En algunos casos pueden llegar a tomarse grandes dosis sin perturbaciones digestivas. Un enfermo del Dr. Terlinck tomó para un lupus, 265 libras del aceite en medio año. El éter, usado en los Estados-Unidos para aumentar la tolerancia por recomendación de Forster, da en general buenos resultados. La esencia de anís o de menta, el ron, el vino y el queso fresco se usan muchas veces con éxito.

El aceite de hígado de bacalao se asocia frecuentemente al hierro, al yodo, al fósforo, al yoduro ferroso y otras muchas sustancias, pero es preferible dar por separado cada medicamento.

El uso tópico del aceite de hígado de bacalao en las ulceraciones escrofulosas, en las erupciones cutáneas crónicas, eczema capitis, psoriasis, etc., en las ulceraciones crónicas del recto, en las de la córnea, no ofrece ventaja ninguna respecto de otras grasas de menos repugnante olor.

Como sucedáneos se han considerado el aceite de raya, el de escualo, el aceite de pie de vaca, la manteca y diferentes cuerpos grasos adicionados de fósforo o de yodo. La práctica ha fallado contra su uso.


Aceites animales

Aceite de ballena, cachalote, delfín y foca

Aceite de caballo, carnero, vaca y pies de buey

Aceite de hígado de bacalao

Acción terapéutica del aceite de hígado de bacalao

Aplicaciones terapéuticas del aceite de hígado de bacalao

Uso terapéutico del aceite de hígado de bacalao

Aceite de huesos y de tocino

Aceite de hormigas, gusanos de seda y pescado

Aceite de sebo y de yema de huevo


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