La visita a un planetario brinda una experiencia inolvidable


Imaginémonos, pues, nuestra visita a uno de estos imponentes teatros de la belleza celeste. No importa su nombre ni ubicación. Antes de entrar en la sala de proyecciones propiamente dicha, forzoso es que recorramos las galerías y las salas aledañas que conducen a aquélla. En sus ambientes

se hallan expuestas, distribuidas por "parentesco estelar", las más admirables fotografías de toda clase de cuerpos y fenómenos astronómicos. Llaman nuestra atención las imágenes brillantes de las nebulosas inmensas, no menos que un impresionante meteorito, cuyo acelerado viaje interplanetario terminó en el suelo de un desierto mexicano. Más allá nos atrae un modelo, perfecto, del sistema planetario, y alrededor de él, sobre un muro circular, pintado de color azul oscuro, el contorno plateado de las doce figuras de las constelaciones del Zodiaco, que oexcitan nuestro amor propio a recordar todos sus nombres: Carnero, Toro, Gemelos, Cáncer, León, Virgen, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Peces.

Por doquier, se ven otras muchas cosas. Mas recordemos el motivo principal de nuestra visita al planetario: ¡presenciar una demostración de la mecánica del cielo, bajo el hechicero lecho abovedado!

Entramos al salón, e inmediatamente, reconocemos el perfil característico de nuestra ciudad, reproducido fielmente sobre la parte baja de la cúpula hemisférica. Las luces se van apagando, hasta quedar envuelto en penumbras el recinto, cual en un anochecer real. El proyector comienza a funcionar, y aparecen, una a una, las imágenes de las soberbias estrellas de mayor magnitud. Luego les toca el turno a los planetas. Embelesados, nos dejamos conducir por el conferenciante a través de los senderos sin fin del éter. El efecto es tan hermoso, que nos preguntamos por qué en tantas ocasiones dejamos de contemplar y admirar el cielo verdadero.

Durante más de una hora, nuestro espíritu se mantiene en suspenso ante la armonía universal, enriqueciéndose con toda suerte de nociones astronómicas. Ya las nubes del Naciente se tornasolan y el Sol se apresta a esparcir sus esplendores sobre nuestra ciudad. Es de día en el planetario.