La maravillosa ave fénix que resurgía de sus cenizas


Mencionaremos además el fénix, ave maravillosa que estaba consagrada al Sol. Tenía el tamaño de un águila y se hallaba cubierta de hermosísimo plumaje, de color dorado en el cuello y púrpura en el resto del cuerpo. La cola se componía de plumas largas y do brillantes colores. Se trataba indudablemente del faisán dorado, que se ve en la actualidad en casi todos los parques zoológicos. Cierto es que no tiene el tamaño del águila, ni renace de sus propias cenizas, ni vive 540 años, como contaban del fénix; pero, en cambio, coinciden sus señas con las que nos legaron de esta ave los antiguos naturalistas. Vieron un faisán dorado, entonces raro en Europa, y tejieron en torno de él una historia de maravillas, de misterios y de magia.