Cómo se forma una buena colección de sellos postales


Para comenzar una colección, es necesario reunir un gran número de ejemplares diferentes, de todas las naciones del mundo, los que pueden obtenerse por compra o por canje. Sobre esta base puede comenzarse la organización de una colección universal, agrupando los sellos por continentes y por países, en orden alfabético, y prestando igual atención a todas las naciones y sus colonias, del pasado y del presente, a fin de obtener una visión general y amplia de los valores postales emitidos por ellas.

Cuando la cantidad de sellos haya aumentado lo suficiente, es conveniente disponer los de cada país por épocas y valores, tomando como guía un catálogo general de sellos postales, al cual habrá que ajustar la colección que se desea formar, cuidando la presentación del conjunto y seleccionando los ejemplares, pues cada sello debe encontrarse en perfectas condiciones de integridad. Los sellos rotos o con peladuras deben eliminarse, salvo que se trate de ejemplares raros o antiguos, difíciles de reemplazar, pues de lo contrario se desmerece cualquier colección.

Cuando la colección universal haya alcanzado cierta importancia, puede comenzarse a prestarles mayor interés a ciertos países o grupos de ellos, o a una nación determinada; así surgen las colecciones especiales, que abarcan todos los valores postales de un país, y a los que se suele dedicar un álbum con características particulares, en el que se disponen los sellos de acuerdo con su época de emisión. El coleccionista iniciará entonces la búsqueda que lo lleve a la obtención, por compra o canje, de los ejemplares que le falten para completar las diferentes series, y así conseguir una visión retrospectiva total de la actividad emisora postal del país.

Antiguamente los coleccionistas preferían los sellos usados, a los que el matasellos daba cierta garantía de autenticidad, pero desde que las falsificaciones llegaron igual para los ejemplares antiguos, el concepto anterior se modificó; además, como los sellos nuevos son siempre más hermosos y llamativos, actualmente se los prefiere. Claro está que hay sellos usados que tienen un gran valor en el mercado filatélico. Si consideramos que ese mercado, por la extraordinaria difusión de la filatelia, es prácticamente universal, comprenderemos por qué muchas personas, aun sin interés de coleccionistas, compran sellos de alto precio, como medio de ahorro, o para poder disponer de dinero en otras partes del mundo cuando viajan.