La perla, gema de plácida belleza, ocupa un lugar de honor entre las piedras preciosas


Las perlas, como es sabido, tienen su origen en excrecencias del interior de las ostras. Aunque no provengan del reino mineral, es costumbre incluirlas en el número de las más valiosas piedras preciosas. Su color es, generalmente, blanco o crema, pero también las hay de tonos rosados y aun negras.

La perla es una gema delicada, que puede perder su belleza si es tratada con descuido o se la expone a un gran calor. Difieren mucho en forma y tamaño los ejemplares de esta gema propicia a los que han nacido en junio. Las perlas más apreciadas son las redondas, sin embargo también existen en forma de botón y pera. Los griegos y los romanos conocían ya estas hermosas gemas. Una admirable perla blanca llamada La Peregrina, tan grande como un huevo, se halla hoy en Moscú. La perla más grande conocida hasta hoy se encuentra en el museo de South Kensington, en Londres, y pesa más de cien gramos.

Las ostras perlíferas viven en los mares de las zonas tórridas. Las más bellas de las perlas vienen de Ceilán, pero también se pescan ejemplares magníficos en las costas de las islas del Pacífico y del Indico, en el golfo de California y en el mar Caribe. Las principales pesquerías de ostras perlíferas son, además de las citadas, las de Tinnevelly, en el sur de la India, las del golfo Pérsico, las del mar Rojo y las del Mediterráneo.

En Japón existen criaderos de ostras perlíferas en los que se ha logrado obtener magníficas perlas de cultivo, tan buenas como las que la ostra produce espontáneamente.