Principales insignias y banderas de los romanos


En cuanto a los romanos, en cuya época el uso de signos y banderas comenzó ya a sujetarse a reglas determinadas, llevaron por seña, en los primeros tiempos, el manojo de mies llamado manípulo. Después cada legión tuvo cinco enseñas: el águila, el lobo, el minotauro, el caballo y el jabalí. Mario suprimió las cuatro últimas, y desde entonces fue el águila la única insignia de la República romana. A la bandera o insignia militar llamaban signum o vexillum, y como en torno de ellas se agrupaban los soldados de una cohorte, así estas voces, como la de manípulo, se emplearon también en el sentido de cuerpo de tropas más o menos numeroso. En los últimos años de la República, Roma lucía el águila en el astil, del que colgaba el estandarte con las iniciales del Senatus Populus-que Romanus. César adoptó el lábaro púrpura, izado en un asta, como insignia propia. En tiempos de los emperadores hubo insignias de distintas formas, compuestas de medallas, coronas, círculos y caprichosas figuras superpuestas las unas a las otras y que remataban en una mano o en el águila o en una tela que, en forma de cuadro, distinguía a las cohortes. Constantino dejó sólo el lábaro con la cruz encima; era un estandarte de tela preciosa de cerca do un pie cuadrado, en el cual estaba bordado el monograma de Cristo.

Los condes francos, ostrogodos y visigodos llevaban a la cabeza de sus tropas la bandera triangular llamada gonfalón.

En la Edad Media apareció la palabra bandera, de origen germano -de bandra: signo-, aplicada a las insignias que nos ocupan y generalizada después a toda pieza de tela empleada como signo, para distinguir, por sus figuras y colores, naciones, pueblos, tribus, partidos, sectas y asociaciones. Tanto entre los pueblos de Occidente como entre los de Oriente el bandum sustituyó al signum.