Antecedentes de la Organización de las Naciones Unidas


En medio de esa segunda contienda, la más cruenta de todas, se realizó una nueva tentativa para establecer una asociación de estados que impusiese la paz. El primer antecedente de la organización que sustituiría a la Sociedad de las Naciones lo constituye la declaración sobre las Cuatro Libertades, enunciadas por el presidente de Estados Unidos de América, Franklin Delano Roosevelt, en enero de 1941. Cuatro libertades humanas sobre las que habría de basarse el mundo del futuro: libertad de expresión y de conciencia, liberación de la miseria y del temor.

Junto con Winston Churchill, entonces primer ministro británico, el presidente Roosevelt suscribió, en agosto de ese año, la Carta del Atlántico: un proyecto de reconstrucción del mundo, mediante la colaboración económica, en beneficio del progreso social. Los pueblos crearían un sistema que afianzase la seguridad internacional.

El acta fundamental de la futura organización la constituyó la Declaración de las Naciones Unidas, firmada en Washington en enero de 1942 por los veintiséis países unidos en la guerra, alianza a la que se llamó de las Naciones Unidas.

Una característica fundamental de los nuevos tiempos que vive la humanidad, fruto del progreso cultural y del desarrollo constante de los sentimientos humanitarios, es la de considerar que no sólo el aspecto político habría de ser contemplado en el mundo que surgiese de la devastación, sino que los principios de la armonía universal deberían cimentarse sobre la solidaridad espiritual y el bienestar económico y social. Con esta orientación se reunieron en Dumbarton Oaks, cerca de Washington, representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Unión Soviética y China, a fines de 1944, y redactaron las «Propuestas», que constituían un proyecto de organización internacional.