Smoking, una palabra inglesa que significa fumar


Al promediar un día de primavera de principios del siglo xix, en la ciudad de Londres, un sastre cargado de paquetes penetraba en la casa de George Bryan Brummel, conocido como “el hermoso Brummel” o “el rey de la moda” o “el arbitro de la elegancia”, con objeto de entregarle un gabán de verano que le había mandado confeccionar. Al probársela, la prenda resultó tan extremadamente corta que les faldones del frac asomaban por debajo.

La ira se iba apoderando del famoso elegante, pues deseaba estrenar ese mismo día en una fiesta su gabán, y comprendía que era materialmente imposible hacer uno nuevo en tan poco tiempo, cuando al mirarse por centésima vez en el espejo halló la solución: suprimir los faldones del frac.

Salvado de esta manera el obstáculo, el sastre, al notar que el frac quedaba convertido en una prenda nueva y extraña, le preguntó:

-¿Cómo llamaremos, señor, a esta prenda que no es ni una vulgar americana ni un frac?

Y Brummel respondió rápido, lanzando al aire bocanadas de humo del cigarro que estaba fumando:

-Puesto que la he inventado mientras estaba fumando, lógico es que la llamemos smoking.

Una semana después los sastres de Londres, afanosos, confeccionaban smokings para toda la aristocracia londinense.

De esta manera se cuenta que nació el smoking, prenda que sufrió algunas transformaciones hasta llegar a su forma actual de americana, con vueltas de raso en las solapas.

El gabán, la americana, el smoking y el frac, que hemos nombrado en este breve relato, son prendas de la vestimenta del hombre moderno, así como el traje sastre, las blusas y las faldas lo son del atuendo femenino. Pero bueno es recordar aquí que la humanidad no vistió siempre de la misma manera y que el traje estuvo, en sus orígenes, íntimamente relacionado con las condiciones climáticas de cada región. Creado para preservar la salud y el pudor, y por razones de comodidad, el vestido ha evolucionado constantemente en el tiempo y el espacio, y ha producido prendas que, pese a su origen milenario, parecen, por sus características funcionales, inventos de la técnica moderna. Así, desde el calzado primitivo al actual, es tan grande la diferencia, que bien puede decirse que como sólido resguardo del pie al que defiende de la humedad, del frío y demás agentes externos, es relativamente moderno.