La creación del autogiro y la importancia del helicóptero


Paralelamente con la estupenda velocidad del avión, el helicóptero, que fuera considerado como aparato de laboratorio, aumenta también la suya y mantiene su capacidad de revoloteo, que permite su uso en actividades agrícolas, de correo y transporte de pasajeros a cortas distancias.

La primera máquina más pesada que el aire que logró elevar verticalmente a un hombre fue la construida por Bréguet y Richet en 1907, y se llamó giroplano. Era un aeroplano con cuatro grandes hélices de eje vertical, que después de varios ensayos logró elevarse a metro y medio del suelo, pero sin poder desplazarse en forma horizontal.

Las experiencias con aeroplanos que pudieran elevarse verticalmente continuaron durante varios años sin que se obtuviera ningún éxito apreciable, hasta que el estallido de la primera Guerra Mundial dio, como al aeroplano, gran impulso al autogiro. En Francia, Italia, Estados Unidos y Alemania se ensayaron diversos modelos, pero sin obtener ninguno que pudiera ser considerado práctico, aunque las experiencias con ellos realizadas fueran satisfactorias.

La gloria de haber ideado el tipo verdaderamente práctico corresponde al ingeniero español Juan de La Cierva, quien construyó un modelo intermedio entre el avión y los antiguos tipos de autogiro. El autogiro del inventor hispano consiste en un avión corriente, en el cual las alas o planos sustentadores han sido reemplazados por una gran hélice horizontal, generalmente de tres, cuatro o cinco palas, la cual en vuelo horizontal gira en virtud del viento de la marcha, independiente del motor, de donde proviene el nombre de autogiro. Éste tiene además una hélice que lo impulsa hacia adelante, dispuesta de la misma manera que en los aviones corrientes, y es la que imprime velocidad al aparato.

El helicóptero, en cambio, dispone de una o más hélices de eje vertical, que. al atornillarse en el aire movidas por un motor, elevan al aparato. Muchas fueron las tentativas y proyectos realizados hasta llegar al helicóptero actual.

La gran importancia del helicóptero sólo fue reconocida en el transcurso de la última Guerra Mundial. La lucha en plena selva y en la montaña, así como en el mar, imposibilitó muchas veces el uso de los aviones comunes, y por ello en lugares donde no era cosible construir un aeródromo el helicóptero suplantó con ventaja al avión. Al poder descender y elevarse verticalmente permitió dejar caer víveres y armas en determinados lugares, como asimismo evacuar heridos o combatientes cercados. La experiencia de la guerra ha sido provechosa en la paz, y ahora vemos cómo estas aeronaves se utilizan para la fumigación de bosques y campos, para la lucha contra la langosta, y también para el turismo. Tan grande es el desarrollo de estas “mariposas” metálicas, que muchos particulares ya la utilizan para sus viajes de recreo y descienden con ellas, sin dificultad, en los jardines de sus casas.

Tantos y de tal magnitud son los progresos de la aviación hasta hoy, que nadie puede imaginar cómo será la aeronáutica del futuro.

Si bien fueron las conflagraciones bélicas, en las que el dominio del aire es factor decisivo, las que dieron gran impulso a la aviación, al exigir máquinas poderosas, de gran velocidad, de seguridad en el manejo y en las maniobras, esos adelantos se han aplicado posteriormente a la aviación comercial y de pasajeros. Atravesar los océanos y los continentes es actualmente algo que nadie teme, gracias a la comodidad y seguridad que brindan los modernos servicios aéreos que pueden decirse van reduciendo las distancias en nuestro planeta.