Los griegos pusieron al mundo en papel cuadriculado


Muchos mapas se hicieron en la antigüedad, toscos y plagados de errores, en pergaminos y tabletas de barro cocido, en losa o en planchas de metal. El mapa más antiguo que se conoce está hecho sobre papiro y representa unas minas de oro que explotaban los antiguos egipcios en Nubia. Pero, ya con anterioridad, los babilonios hicieron unas tabletas de barro cocido que venían a ser unos mapas muy esquemáticos. Cuando Hernán Cortés llegó a México, los aztecas le presentaron una carta geográfica del golfo. Se sabe que los incas tenían mapas en relieve de su montañoso imperio.

Los primeros que cultivaron la geografía con fundamentos científicos fueron los griegos. Tal vez se nos ocurra preguntar qué relación hay entre los mapas y la ciencia. Existe una estrecha relación: las cartas geográficas son un verdadero resumen de los adelantos y descubrimientos de cada época.

Los griegos supieron que la Tierra era redonda y hasta midieron su tamaño con gran exactitud. Fue un astrónomo griego, Tolomeo, el que hizo en el siglo n el mejor mapa de la antigüedad.

Pero la invención más útil que introdujeron los geógrafos helenos fue la de los meridianos y paralelos. Este sistema consiste en superponer sobre los mapas un enrejado de líneas verticales y horizontales. El mapa queda así dividido en cuadraditos, como si estuviera dibujado en papel cuadriculado. Las líneas verticales se llaman meridianos y las horizontales paralelos. Los meridianos y paralelos se numeran. Cada lugar de la Tierra está representado dentro de un cuadradito del mapa. Si conocemos los números del meridiano y paralelo que pasan por un lugar podremos ubicar éste en el mapa. El número del meridiano se llama longitud y el del paralelo latitud. Por lo tanto, para ubicar nuestra posición en un mapa nos interesa conocer la latitud y la longitud del sitio en que nos hallamos.