Cómo los caballos fueron sus propios fotógrafos


Otros hombres comenzaron a estudiar esta nueva manera de hacer fotografías y dijeron que si era posible sacar un retrato de un caballo brincando una cerca o de un pájaro posándose en un árbol, también era posible sacar fotografías mostrando todos los movimientos ejecutados en cualquier acto determinado. Un individuo llamado Muybridge, vecino de San Francisco, se interesó mucho en esta idea y se puso a ver lo que podía hacer.

En 1877 ó 1878 se mandó fabricar un estudio fotográfico cerca de una famosa pista, instaló una gran pantalla blanca a poca distancia de esta pista y colocó veinticuatro cámaras en hilera con veinticuatro hilitos que cruzaban la pista entre el estudio y la pantalla. Cada uno de estos hilos estaba fijado al muelle que mantenía en posición cerrada el obturador de una cámara. Cuando un caballo, caminando o galopando por la pista, pasaba frente a una de las cámaras, rompía el hilo que retenía al obturador y soltando el muelle hacía que el caballo mismo se fotografiase. El gran pintor francés Meissonier estaba vivamente interesado en esta rara manera de fotografiar un caballo en movimiento e hizo cuanto pudo para ayudar a su éxito. Estos retratos vinieron a decidir diversas teorías que estaban en conflicto.