Cómo ayudan las luces Cooper-Hewitt


Los estudios interiores están provistos de luces muy poderosas. Algunos de ellos tienen, bien en el mismo escenario o cerca de éste, grandes grupos de luces que parecen enormes tostadores de pan. Se conocen con el nombre de luces Cooper-Hewitt y son realmente largos tubos de vidrio conteniendo mercurio, y de los cuales se ha extraído el aire. Una corriente de electricidad pasa por estos tubos y el vapor de mercurio se vuelve incandescente. Los tubos parecen cerriones al rojo blanco y despiden una rara luz verdosa sobre las personas y los objetos, al tanto que las deslumbrantes luces de arco que penden del techo casi ciegan con su intensidad.

Estas potentes luces iluminan la escena directamente y mientras el operador le da vueltas a su manivela la película, al interior, se desliza rápida detrás del lente registrando fielmente todos los movimientos. Cuando los artistas han terminado la escena el director vuelve a gritar "Cámara", y cesa el operador de darle vueltas. Ya ha sido "filmado" aquel cuadro de la trama y toda la compañía está lista para empezar otra parte.

Algunas de las escenas pueden tomarse al aire libre, mostrando bosques o montañas en su fondo, o quizás se introduzca una escena callejera. A veces la vista de un gentío o una procesión puede ser impresionada por varias cámaras, estacionadas en distintos sitios y entonces ciertas partes de las películas, o todas ellas, se empatan para formar un solo rollo. Algunas de las vistas de la Guerra Civil americana fueron tomadas en los verdaderos campos de batalla. Otras veces los actores americanos van a Europa, y hasta el Asia o África, para poder filmar escenas en los lugares donde se supone que se desarrollan.

Seguramente a todos nuestros lectores les gustan las películas de los vaqueros y de los indios salvajes. En algunas de éstas el trabajo de los artistas es muy realístico, pues los actores de hecho se tiran de caballos bravos, se desprenden de rocas elevadas y trepan árboles a toda prisa, con el supuesto enemigo quemándoles los talones. Muchas de las películas exteriores son tomadas en California o Arizona, ya que allí el aire es claro y son pocos los días nublados. También el clima es tan bueno que se puede trabajar todo el año.