Los ascensores de tipo hidráulico ofrecen mayor seguridad


Con la invención de la máquina de vapor se pudieron construir ascensores en los que el cable se arrollaba en un cilindro movido por la nueva fuerza. Ascensores de esta clase se usaron bastante en Europa y América, pero fueron sustituidos poco a poco por los hidráulicos, mucho más prácticos, que se perfeccionaron rápidamente. Algunos de ellos aún se encuentran en uso. El ascensor hidráulico de acción directa es uno de los más seguros. Un resistente tubo dé hierro penetra en el suelo hasta una profundidad igual a la altura del edificio. Un largo émbolo del mismo material, de sólida construcción, está unido por un extremo a la baso de la cabina y hunde el otro en el tubo, ajustándose con mucha precisión a sus paredes. El tubo tiene dos aberturas, una para la entrada y otra para la salida del agua. Ésta desciende por un caño desde un tanque que está situado en la parte superior del edificio y penetra, con la presión que le da la altura, en el tubo, empujando al émbolo hacia arriba, junto con la cabina y los pasajeros. Cuando el ascensor ha llegado a la altura deseada, se interrumpe la entrada de agua y la cabina no se eleva más. Para descender, se da salida al agua, y émbolo y ascensor bajan gradualmente. Todas estas operaciones son dirigidas desde el interior de la cabina. Estos ascensores sólo resultan prácticos en edificios de poca altura, debido a la necesidad de tener un tubo que penetre en el suelo hasta una profundidad igual a la altura del edificio. Pero, en cambio, son muy seguros, porque no pueden caer, pues aunque el tubo reventara, el agua no saldría muy rápidamente. Además es muy difícil que el tubo reviente, pues, cuando no ha sido empotrado en la roca, se lo ha rodeado durante su instalación, de una capa de cemento, que lo hace prácticamente inconmovible y, en consecuencia, muy seguro.

Existe otra clase de ascensor hidráulico, más conocido y todavía muy en boga. Posee también un émbolo y un tubo, pero el émbolo no está unido directamente a la cabina; por eso se dice que éste es un ascensor hidráulico de acción indirecta. Mediante un juego de engranajes y poleas se logra que cualquier desplazamiento del émbolo provoque un traslado mucho mayor de la cabina.

Todos los ascensores hidráulicos tienen cables con contrapesos, destinados a suavizar la caída en el caso de ocurrir algún accidente. Otra ventaja que otorga el uso del contrapeso es que la fuerza motriz sólo tiene que elevar la carga y no el peso de la cabina, que está equilibrado por dicho contrapeso.