COMO EL HOMBRE FABRICA PIEDRA



Muchas veces hemos visto casas, caminos, muros y escalinatas que parecen construidos con piedra, por su resistencia al desgaste, pero que en realidad fueron hechos con una sustancia llamada hormigón. Es asombroso cómo el hombre se ingenia para suplantar y superar los materiales que la naturaleza pone a su disposición, y cómo, con una mixtura de cemento, arena, grava y agua, puede fabricar un material tanto o más duro que las mismas piedras.

La idea de fabricar piedras no es nueva. Hace muchísimos años, los antiguos romanos descubrieron que cuando se mojaba la cal, al secar se volvía muy consistente. Algunas de las estructuras de los edificios romanos fueron mantenidas en pie con esa piedra artificial.

Entonces la arena era poco usada, pero terminó por convertirse en material imprescindible, pues el hombre descubrió que si se mezclaba la cal con arena, la piedra artificial resultaba más fuerte. Tal es la argamasa, usada para unir ladrillos.

La verdadera historia de la piedra artificial, que hoy suplanta con ventaja a las naturales, comenzó hace más de un siglo. En 1842, un albañil inglés, Joseph Aspdim, calcinó piedra caliza junto con arcilla y redujo todo a un fino polvo. Así descubrió una sustancia que mezclada con agua, cuando se la deja secar se vuelve muy dura y sirve para la construcción de edificios comunes. Llamó a este material cemento pórtland, porque sus componentes fueron traídos de la isla de Pórtland, situada cerca de la costa sur de Inglaterra.

El cemento pórtland -este nombre calificativo de su origen se ha castellanizado- se hace calcinando piedra caliza y arcilla o esquisto en determinadas proporciones y a alta temperatura. La elaboración del cemento pórtland es un proceso muy complicado. Requiere cerca de ochenta operaciones distintas y una maquinaria muy costosa. El cemento es cuidadosamente analizado en varias etapas de su elaboración, para que cuando el producto esté listo concuerde con las especificaciones gubernamentales sobre resistencia de los materiales para construcciones.

El uso de bloques construidos solamente con cemento fue pronto abandonado, pues se descubrió que el cemento puede ser mezclado con una gran porción de arena y conservar todavía la consistencia necesaria. El afán de aumentar la calidad de sus productos llevó a los fabricantes a realizar nuevas experiencias, y así pronto descubrieron que rocas despedazadas, o cantos rodados, pueden ser utilizados, juntamente con la arena, y que la mezcla resultante era más útil y más fuerte. La mezcla de cemento, arena y piedras recibió el nombre genérico de hormigón.

El hormigón es una sustancia con la que se construyen mil y una cosas -aceras, carreteras, escaleras, cimientos, paredes, represas, puentes, tuberías, estanques, postes, pisos, casas, barcos, etc.-. Se ha vulgarizado tanto que ahora se fabrican con hormigón muchas cosas que antes se hacían de piedra o metal.