El frío y sus muchas y muy diversas aplicaciones


Durante mucho tiempo se discutió si el frío producido en las cámaras frigoríficas era perjudicial para las sustancias alimenticias o si dejaba intactas sus propiedades. Ahora va no caben polémicas sobre esto, pues está demostrado que nada hay mejor que el frío para conservar en buen estado los alimentos. Por ello, una preocupación de los ingenieros fue construir una máquina frigorífica que proveyera a los hogares, económicamente, de todas las comodidades y utilidades que brindan el frío y el hielo; así nacieron las neveras, que gradualmente se fueron perfeccionando. Al principio, como es común verlas todavía, sólo fueron cámaras aislantes que conservaban por mucho tiempo el frío de barras de hielo que en ellas se ponían. Pero poco a poco la técnica nos proporcionó verdaderas instalaciones hogareñas de refrigeración que, funcionan con electricidad o gas, y no solamente producen el frío necesario para conservar alimentos, sino que elaboran por sí mismas pequeños cubos de hielo. De esta manera las amas de casa han resuelto un gran problema, que consiste en comprar en cantidad productos alimenticios y conservarlos sin alteraciones.

La aplicación del hielo que se hace en los hogares es una cosa demasiado conocida por todos, y por ello consideraremos otros aspectos menos difundidos, pero tanto o más importantes. La refrigeración se aplica a un número sorprendente de industrias modernas. Tiene su lugar en el acondicionamiento del aire de grandes edificios, locales públicos, en las bodegas de los barcos, en la manufactura de chocolate y de cigarros, en las destilerías, en la elaboración de drogas, explosivos, celuloide y colas. También la aprovechan los floristas, en las sombrererías y lavaderos, en las fábricas de textiles y barnices, en medicina, etc. Pero, indudablemente, dentro de tan variado número de aplicaciones, la más interesante es la conservación de productos alimenticios.