Las naranjas de rico jugo y los refrescantes limones

Entre las muchas y variadas frutas que se consumen en todos los países, figuran en primer lugar las naranjas. Distínguense por su bello color, que presenta los más delicados matices, desde el blanco y verde hasta el rojo amarillento, llamado anaranjado; y en cuanto al tamaño, varían mucho, pues las hay gruesas, medianas y pequeñas. Su jugo es agrio o dulce, y no faltan variedades que participan de ambos sabores. El color de su carne o pulpa varía también, desde el amarillo al blanco, y de éste al de la flor del granado. Hay naranjas que no tienen pepitas, por más que en este caso constituyen una excepción.


Estas frutas presentan muchas variedades, de las cuales las principales son la naranja agria, que se distingue por tener la corteza más dura y áspera que las otras, y el gusto entre ácido y amargo; la naranja blanca, de color amarillo de limón, cuya pulpa, enteramente blanca cuando verde, toma sólo un poco de color al madurar; la mandarina, variedad más pequeña que la común, muy olorosa y que suelta la cáscara fácilmente; la naranja sanguínea, o de sangre, de tamaño mediano, cuya pulpa es de color rojizo vinoso, o de sangre, por lo que se le ha dado el nombre que lleva; la imperial, cultivada en los huertos de Europa, y otras varias, que sería prolijo enumerar.

Los árboles que las producen y que, como sabemos, se llaman naranjos, miden generalmente una altura de cinco metros, aproximadamente; están bien vestidos de hojas de un hermoso color verde, lustrosas, duras y que persisten en el árbol durante el invierno. Su flor es el azahar. La fama del naranjo se remonta a los tiempos heroicos y fabulosos. Según autorizados indicios, este árbol fue llevado de la India, trescientos años antes de la Héjira, o era de los mahometanos, que se cuenta desde el día de la huida de Mahoma de la Meca a Medina. Cultivóse en Siria y Palestina, como también en Egipto, países desde los cuales se extendió por Europa y posteriormente por América. Gozan aquí de gran fama por su exquisitez y dulzura las naranjas de Florida, Cuba, California y Paraguay.

El naranjo rinde, además de sus sabrosos frutos, un producto de gran valor con sus flores, que son aprovechadas para la elaboración del agua y de la esencia de azahar, como, asimismo, la esencia de naranja, aceite volátil, que se extrae del exterior de la corteza de este fruto y que tiene diversas aplicaciones, especialmente en la farmacopea.
Muy afín al naranjo es el toronjo, cuyo fruto se parece al de aquél, pero es bastante mayor. En Estados Unidos de América y en varias de las Antillas se da abundantemente una magnifica clase de toronja, de la que se hace gran consumo.

De la misma familia que las naranjas son los limones, que crecen en el limonero, árbol de mediana altura, siempre florido y siempre con fruto en los países cálidos; su tronco no es tan robusto, ni su copa tan simétrica, ni su azahar tan oloroso como el del naranjo. Pide un clima más ardiente que éste y un suelo más sustancioso.

Se conocen muchas variedades de limones, que se distinguen por su tamaño, por su forma y por su sabor; pero los principales son los limones dulces y los agrios; en los primeros el gusto de la carne puede ser tan agradable como el de las limas; entre los segundos, se distingue el limón ordinario, de mediano tamaño, de jugo ácido muy abundante, que sirve, entre otras cosas, para preparar el ácido cítrico y diversos citratos, que se usan en medicina. La corteza o cáscara y las flores tienen también variadas aplicaciones. Hoy se extrae aceite de las semillas del limón; y el residuo de la pulpa, del que se ha exprimido el jugo ácido, se utiliza para alimentar los animales. Finalmente, la madera del limonero es excelente para los trabajos de ebanistería.

Otras frutas cítricas son las limas, las bergamotas y las cidras.