Un farmacéutico y el gran beneficio que le hizo a la humanidad


Nadie sabe a ciencia cierta cómo fueron descubiertas por vez primera las propiedades de la quina. Algunas autoridades opinan que los nativos de América nada sabían de su valor o aplicación. Esta idea es muy discutible, pues se sabe que los indígenas poseían conocimientos de las plantas útiles, comestibles y curativas, de la región. Por otra parte, los primeros misioneros jesuitas la utilizaron (de ahí su nombre de corteza del jesuita). Se dice que aprendieron sus propiedades de uno de los misioneros, que fue atacado por las fiebres y curado con la corteza que le suministró un jefe indio. Otra versión es que fue importada a Europa por la condesa de Chinchón, esposa del virrey de Perú, a quien le curaron una fiebre en 1638 con la ayuda de la droga. En algunos idiomas la planta lleva el nombre de ella y, además, durante mucho tiempo se la llamó corteza de la condesa.

Por espacio de largos años los médicos la miraron con gran indiferencia, y aun después de introducida en Europa cayó en desuso. Fue entonces cuando un farmacéutico inglés, Talbot, adquirió gran fama al curar fiebres suministrando el producto quina, antifebril. Como recompensa fue nombrado médico de Carlos II. Después de haber curado a dicho monarca con ayuda de esta maravillosa corteza, fue nombrado caballero, pasando luego a Francia, donde curó al delfín. Dícese que Luis XIV compró el secreto, y así se generalizó el uso de la quinina. Talbot le hizo un gran favor al mundo dando a conocer ese febrífugo.

Otra planta medicinal de mucho valor y que pertenece a la misma familia que el quino, es la ipecacuana, originaria de los oscuros bosques de Brasil y de ciertos otros lugares sudamericanos. También se la llama bejuquillo. Es una planta con tallos sarmentosos y hojas elípticas muy prolongadas, que crecen en los extremos de las ramas. Tiene cabezuelas de flores blancas que al desarrollarse se convierten en bayas púrpuras. Lo que se aprovecha en medicina es la raíz seca, la que tiene propiedades vomitivas, expectorantes y también antidisentéricas.