El arenque ha contribuido a la riqueza y prosperidad de muchas ciudades marítimas


El arenque crece rápidamente, pero no alcanza el estado adulto hasta la edad de dos años. Cuando es aún pequeño, se lo pesca también, y se lo vende como boquerón. Su carne es excelente, y se ha dicho que si abundase menos y fuese más caro se lo consideraría un delicado manjar.

Aunque es posible seguir sus rastros y hacer llegar a las flotillas pescadoras aviso telegráfico del lugar en donde pueden hallarlos, no siempre van los arenques a los mismos parajes. En el mar Báltico son muy abundantes, pero ni su cantidad ni su tamaño son ya lo que fueron. La causa estriba en que las aguas de este mar se desalan; los peces lo abandonan, y los que permanecen en él no se desarrollan por completo.

Los arenques han cambiado sus rutas varias veces en el curso de la historia. Hubo ciudades que debieron en parte su prosperidad a la pesca de este animal; una de ellas es Amsterdam, a la que, al principio, afluyeron grandes capitales ganados en esta industria; otras ciudades, en cambio, se han empobrecido al apartarse el arenque de sus costas. Durante largo tiempo, y en determinadas épocas del año, presentábase en masas inmensas frente a la costa meridional de Suecia. Luego, repentinamente, la abandonó, y no se vio un arenque en aquellos parajes durante setenta años. Al cabo de algunos más, regresaron, y la industria revivió. Las sardinas y los sábalos pertenecen a la misma familia que el arenque, la de los clupeidos.