El puerco espín de cola empenachada, y el que trepa a los árboles


A veces, cuando se mata a una fiera, se le encuentran, clavadas en la carne, púas de puerco espín lo cual dio origen a la errónea creencia de que este animal podía disparar sus púas. Pero esto no es así; lo que ocurre es lo que hemos dicho en el párrafo anterior. En algunas ocasiones, si las púas son viejas y no se hallan muy firmemente adheridas, se le desprenden cuando las eriza para hacer frente al enemigo. El puerco espín no ataca nunca a otro animal. Sale de su madriguera después de oscurecer; se alimenta de raíces y plantas, y de cortezas de árboles. Cuando las sustancias que come poseen bastante jugo, puede pasarse sin agua.

Si extraña es la apariencia del puerco espín ordinario, la del de cola empenachada es más extraordinaria todavía. Las púas de éste son planas, como hojas de espada; tiene la cola recubierta de escamas en su mayor parte, pero en su extremidad ostenta un copete de púas blandas que, aun cuando como armas carecen de todo valor, sirven para amedrentar a los otros animales. Este puerco espín vive en la India y en Malaca, y se lo ha encontrado también en otros lugares.

Existe en Canadá un puerco espín que trepa a los árboles y se alimenta de la corteza y las hojas de éstos. Comenzando por la extremidad superior de sus copas, sigue de rama en rama hasta llegar a las raíces, comiéndose las hojas y arrancándole a pedacitos la corteza toda, lo que hace que el árbol muera. Este puerco espín es muy conocido en el norte de Estados Unidos, donde los indios utilizan sus púas para adornar las diversas cestas que fabrican.

Los puercos espines grandes tienen la cola muy pequeña; pero existe una especie sudamericana que la tiene tan larga como los monos americanos, y la utiliza como éstos, para enroscarla alrededor de las ramas de los árboles y ayudarse de este modo a trepar. En la época en que no se cortaba madera de los bosques, la labor de estos animales era muy beneficiosa, toda vez que cuando los árboles crecen demasiado juntos, no pueden medrar, y mueren; de suerte que la muerte de algunos venía a ser provechosa para los demás; pero una tala excesiva resulta perjudicial.