Animal parecido a un viejo repugnante que ataca con temible ferocidad


E1 peso del gorila es considerable, y si cayese se haría mucho daño. Suele albergarse en los árboles a unos cinco o seis metros del suelo, y no en las ramas más altas, pues procura evitar que le dé el viento, escogiendo entre las ramas bajas los lugares más resguardados.

Hanse referido numerosas historias acerca de gorilas que se llevan a las personas para hacerlas trabajar como esclavos; pero no merecen ningún crédito. A pesar de ser uno de los animales más fuertes que existen, el gorila nunca ataca al hombre si no se halla en peligro; pero si tal sucede, entonces se convierte en un temible adversario. Lo primero que hace es cuidar de que queden en salvo la hembra y los pequeñuelos; mientras éstos se escapan, el macho permanece en guardia, golpeándose el pecho con los puños hasta hacerlo sonar como un tambor; y si se hallan aquellos en riesgo de ser cazados y el enemigo no deja la persecución, el gorila se le echa encima. Y ¡desgraciado el cazador que no le acierta al primer disparo pues, por robusto que sea, será destrozado por el animal, o quedará muy gravemente herido!

En cierta ocasión, un hombre disparó contra un gorila que se le había acercado; pero, habiendo errado el tiro, el animal se apoderó del fusil y, colocándose el cañón entre los dientes, lo dobló como si fuera de hojalata. Luego embistió al cazador, y de un mordisco le arrancó una mano.