Por qué es necesario que mueran los gusanos para darnos su seda


Hemos descrito hasta aquí la vida del gusano de seda, desde que sale del huevo hasta que se convierte en una mariposa, pasando por el estado de oruga. Ahora trataremos de la seda, cuya recolección viene a ser una pequeña tragedia, pues la confección de una pieza de seda supone la muerte de muchísimos miles de gusanos.

Esto nos parecerá una cosa horrorosa, pero, en realidad, no lo es. La vida del gusano de seda, como gusano, termina desde el momento en que el insecto pasa a ser crisálida; entra entonces en un estado de letargo y no percibe sensación alguna, a menos que nos esforcemos por despertarle, en cierto modo, los sentidos, lo cual, naturalmente, no se hace. Cuando los capullos están todos dispuestos, es preciso determinar el número de mariposas que necesitamos para renovar la provisión de los huevos. Los capullos correspondientes se llevan al criadero, y de los demás se saca la seda.

Empiézase sumergiéndolos en agua hirviendo o sometiéndolos en seco a una temperatura bastante elevada, con lo cual se mata a la crisálida. Esta operación es indispensable, porque si la crisálida permaneciese viva, se convertiría en una mariposa que, al abrirse paso para salir, agujerearía el capullo, el cual sólo podría utilizarse para un material llamado borra.

Luego viene la operación de arrollar la seda en la devanadera, para lo cual es preciso reblandecer previamente los capullos en agua caliente a una temperatura de 24 ó 27 grados centígrados. El agua disuelve la goma que ligaba unos con otros los hilos de seda; entonces una operaría, valiéndose de un pincel ligero, hace girar los capullos, recogiendo así los cabos y haciendo que la seda se desenrolle gradualmente. El procedimiento, en definitiva, se reduce a deshacer el trabajo efectuado por la oruga. Pero los hilos son tan finos, que no es posible devanarlos mientras se hallan en ese estado. Sobre todo en la porción interior del capullo su finura es tal, que mil hebras colocadas una al lado de la otra no tendrían la anchura de tres centímetros; mientras que en la exterior y más basta, sólo se necesitarían de seiscientas a setecientas para llenar ese mismo espacio.