Las activas rapaces nocturnas se acobardan a la luz del día


Existen aproximadamente unas 400 especies de dichas aves. Unas son pequeñas, como las lechuzas y mochuelos; y otras del tamaño de águilas, como los búhos reales; los animales de esta especie tienen 70 centímetros de longitud y son fuertes y feroces, dispuestos siempre a embestir al que trate de aproximárseles, y capaces de matar cervatillos y aves grandes, y de entablar batalla hasta con el águila dorada. Sin embargo, su valor se extingue con la llegada del día, y entonces los pájaros pequeños, capitaneados por un cuervo, pueden descubrir su escondrijo, obligarlos a salir a la luz del sol y nacerles pasar un mal rato. Pero cuando llega el anochecer y recuperan la vista, sólo las potentes águilas osan batirse con ellos. Entre los búhos merece citarse el búho cornudo, notable por dos penachos de plumas a modo de cuernos.

El búho real figura entre las pocas estrígidas que a veces trabajan de día, pero solamente en aquéllos muy nublados. Es grande, vigoroso y feroz. Hay rapaces nocturnas que tienen grandes penachos de plumas a manera de orejas y otras que carecen de tan raro aditamento como sucede en las lechuzas y los mochuelos.

Las lechuzas fiemen cara de forma acorazonada, la parte superior del cuerpo rojiza o canela, y la inferior blanca -con manchas oscuras. La lechuza común mide alrededor de 40 centímetros de largo y tiene la cara blanca. Otras lechuzas son: la lechuza negra de las selvas de Nueva Guinea, la lechuza gavilana de Europa y las lechuzas enanas entre las que se destaca la lechuza duende americana. La mayoría de eslías habita en los troncos huecos de los árboles, en los campanarios de las iglesias o en otras torres elevadas. Entre tal variedad, hay algunas que causan perjuicios, pero son las menos comunes. En general, las rapaces nocturnas son beneficiosas para la agricultura.