De cómo olvida su canto el pinzón real y tiene que aprenderlo de nuevo


Si el pinzón no se comiese cierto número de capullos, el jardinero tendría que arrancarlos con sus propias manos, pues de lo contrario el árbol no tendría vigor bastante para madurarlos todos y se criaría la fruta pequeña y raquítica. Así, pues, estos pájaros prestan, en este sentido, un servicio al agricultor, ayudándole a descargar de capullos perjudiciales los árboles. El pinzón real boyerillo canta mejor cautivo que en libertad. Su canto natural no es demasiado agradable; pero si se lo coge muy joven puede enseñársele a silbar alguna tonada, y por cierto que no lo hace del todo mal. Lo más gracioso del caso es que la primera vez que muda la pluma puede olvidar su canción por completo y tiene que aprenderla otra vez. Es un ave muy cariñosa, y cuando es una misma persona la encargada de echarle de comer, le toma gran afecto y no se marcha aunque lo deje en plena libertad.