Barry, el noble y heroico perro de San Bernardo que salvó cuarenta vidas humanas


A tal grado ha llegado el compañerismo entre el hombre y el perro, su mejor amigo en el mundo irracional. Pero aparte de la custodia de los rebaños, incumben a este fiel asociado otros trabajos. ¿Cuántas vidas se han salvado en los Alpes, gracias a la intervención de los poderosos perros de San Bernardo? Los bondadosos frailes les enseñan a salir por las montañas cubiertas de nieve y encontrar en ellas a los viajeros ateridos de frío. Estos perros ladran para pedir auxilio. Llevan, además, sujeto al cuello, un barrilito que contiene algún refrigerio. Uno de estos animales, noble criatura, llamado Barry, salvó la vida a cuarenta personas perdidas en la nieve. Una vez encontró sobre la sábana helada a un niño de corta edad, presa ya de la fatal somnolencia. Despertólo lamiéndole el rostro, e inmediatamente se echó a su lado para que pudiera encaramársele sobre el lomo; el pequeño viajero entró así sano y salvo en el monasterio.

La talla y fuerza de estos animales serían más que suficientes para matar a las mismas personas cuyas vidas salvan; y seguramente fue algún pusilánime el que, asustado por la idea de que Barry llevase tal intención, le dio muerte. Léese sobre su sepulcro la siguiente patética inscripción:

“Barry, el heroico. Salvó la vida a cuarenta personas y fue muerto por la que hubiera llevado el número cuarenta y uno”.