De qué manera el mismo animal que nos mata puede darnos vida


El hombre, en su lucha constante con los medios hostiles que lo rodean, ha tenido que buscar la manera de defenderse de sus enemigos naturales, y ha llevado hasta tal extremo sus defensas que en algunos casos el mismo animal que lo mata, es aquél que le procura la vida.

En el caso particular de las serpientes, muchos miles de personas han muerto en todo el mundo, por la terrible ponzoña que inyectan estos animales, pero también muchas han sido salvadas utilizándola.

El veneno de las serpientes es un líquido espeso, turbio y de color amarillento, que se les extrae en los laboratorios de la siguiente forma: personas expertas en el manejo de estos reptiles, toman al animal por detrás de la cabeza y le obligan a abrir la boca, de manera tal que los colmillos acanalados queden proyectados hacia adelante; luego, con el borde de un vidrio de reloj aprietan por detrás de dichos colmillos, y el veneno que se encuentra en la glándula, pasa al vidrio de reloj. Este veneno es sometido a varios procedimientos que finalmente lo transforman en polvo o en pequeños cristales fáciles de conservar.

Basándose en el principio de que inyectando ciertas sustancias en el organismo, éste produce otras que lo defienden de las primeras, los investigadores han logrado preparar sueros antiofídicos o antiponzoñosos, los que inyectados dentro de un lapso prudencial, después que se ha producido la mordedura, logran en la actualidad salvar muchas vidas humanas. Para obtener este suero, se inyecta en caballos jóvenes y sanos, una pequeñísima! cantidad de veneno. El animal sufre una reacción que no llega a ser-mortal, y al cabo de unos días está curado. Vuélvese entonces a inyectar una dosis un poquito mayor que la primera, y nuevamente el animal se enferma y se cura posteriormente. De está manera y en forma sucesiva, se va inyectando al caballo, dosis cada vez más grandes, hasta que el animal es capaz de recibir, sin mayores alteraciones, grandes dosis de veneno.

Ello se debe a que la cantidad de sustancias de defensa que el animal ha formado en su sangre, ha ido en progresivo aumento por un proceso que se conoce con el nombre de inmunidad, en este caso particular, al veneno de las serpientes. Cuando el caballo se encuentra en estas condiciones, se puede empezar a extraerle pequeñas dosis de sangre de la que se separa el suero que es el que va a ser utilizado en la preparación del suero antiofídico. Este suero se denomina polivalente cuando sirve indistintamente para la mordedura de varios ofidios, existiendo otros específicos, preparados para un veneno determinado, como el anticrotálico para el veneno de los crótalos o serpientes de cascabel. Entre los institutos que se dedican al estudio y preparación de los venenos y sueros de serpientes, sobresale con justa fama el de Butantán en Brasil.